La infraestructura invisible que sostiene la transición energética chilena.
La transición energética chilena avanza con rapidez, impulsada por nuevas tecnologías y mayores demandas de eficiencia. Sin embargo, detrás de este proceso existe una infraestructura silenciosa pero decisiva: los conductores eléctricos, esenciales para que la energía fluya con seguridad desde la generación hasta el consumo final.
En un escenario donde la electromovilidad, los centros de datos y la minería digitalizada crecen a ritmo acelerado, la atención pública suele centrarse en grandes sistemas o inversiones visibles. No obstante, Claudio Castillo, gerente de Innovación y Desarrollo de Covisa, recuerda que el avance del país también depende de elementos menos evidentes, pero fundamentales para su funcionamiento.
“Un aspecto clave para no frenar este avance es la actualización oportuna de la normativa, en coordinación con todos los actores del ecosistema eléctrico: autoridades, certificadoras, fabricantes y usuarios. Las normas deben evolucionar a la par de la tecnología y de las nuevas exigencias de eficiencia energética y seguridad”, señala.

El rubro de los cables eléctricos ha vivido transformaciones profundas en las últimas décadas. “Quienes llevamos años en este rubro recordamos cuando los cables rígidos eran la norma. Hoy, los conductores flexibles dominan el mercado por su seguridad, durabilidad y facilidad de instalación. A esto se suma una tendencia irreversible: los cables libres de halógenos y con buen comportamiento frente al fuego", comenta Castillo.
Fruto de esa experiencia, la compañía desarrolló Nofire, el primer conductor RZ1-K categoría A fabricado en Chile, que supera las exigencias de seguridad contra incendios y protección humana. Actualmente está presente en proyectos mineros, hospitales, Metro y obras de infraestructura crítica, donde no sólo evita la propagación del fuego, sino que protege la vida y asegura continuidad operativa.
La eficiencia energética también se ha convertido en un criterio técnico determinante. La selección de calibres adecuados, la calidad de los materiales y la resistencia térmica pueden reducir significativamente las pérdidas eléctricas. “Una oportunidad concreta para el país es cambiar el enfoque de diseño de los proyectos eléctricos. Debemos evolucionar desde el criterio de "minimizar la inversión inicial" a uno centrado en "minimizar el costo de operación". Si se especifican conductores de mayor sección, las pérdidas disminuyen y el ahorro energético compensa el costo inicial”, enfatiza.
Aunque pocas veces se asocia innovación con cables eléctricos, cada metro fabricado en la planta de Viña del Mar refleja ingeniería, control de calidad y procesos certificados. Con más de 100 colaboradores especializados y un laboratorio propio, la empresa busca aportar a un futuro energético más seguro y eficiente. “Nuestro trabajo es conducir energía con calidad, seguridad y respeto por las personas. Esa es la base de la confianza que nos une con nuestros clientes y con Chile”, afirma Castillo.
Fuente: https://www.soychile.cl/Santia...
Sitio:Soychile.cl